miércoles, 26 de marzo de 2014

Ser profesor, ¿ahora qué es?

Érase una vez una sociedad en la cual la mayoría tenía la noción de respeto a cualquier docente. Y no digo todos, porque como en todo cuento, siempre hay ciertos personajes medio descocados. Pero los había. Al menos mi mamá me contaba que los padres apoyaban las decisiones de los profesores, los estudiantes obedecían las normas, sabían cuándo guardar silencio y escuchar, etc. Mientras escuchaba todas esas historias me decía a mí misma "Bueno, al menos el hecho de ser profesor te ofrece respeto y autoridad, y al mismo tiempo contribuyes a la sociedad de una forma tan noble como la de formar personas". Todo era hermoso hasta ahí.

Sin embargo, como toda historia, no todo es color de rosa. Los tiempos cambiaron, la filosofía de la era actual es la de un relativismo moral atroz que te lleva a hacer lo que se te antoja porque todo está permitido. Nada es malo, todo es bueno, pues ahora es mejor vivir sin  normas a que te digan qué cosas están bien o mal.  Y así todos se dejaron llevar por esa ideología, y, aunque no lo crean, también se filtró en la familia y en la escuela. Y así toda la historia cambió. Ahora, es triste saber que en retribución al trabajo arduo de un docente (pues a diferencia de otros, sigue trabajando en su casa de Lunes a Domingo, carga con los problemas de otros, busca estrategias para el bienestar de otros, etc.), lo único que recibe son indiferencias  estúpidas comparaciones, falta de respeto, falta de apoyo por parte de los padres ya que su sobreprotección los ciega, etc. Y todo por complacer nuestros instintos, nuestros deseos que buscan liberarse de toda norma.

Si escribí esto es para mostrar lo que se vive cada día en las aulas, mostrar  parte del mal que ha traído consigo el relativismo, ya que confunde a las masas, y para que de alguna forma como sociedad tomemos consciencia de la importancia de los docentes dentro de la sociedad. No somos trapos, no somos niñeros, no somos sirvientes; somos profesionales que por esta carrera dejamos muchas veces de lado partes importantes de nuestras vidas.

Como leí por ahí, una sociedad que no respeta a sus maestros, es una sociedad condenada al fracaso.

Fabiola R.O

No hay comentarios:

Publicar un comentario