lunes, 28 de julio de 2014

Feliz Día, Perú

Feliz día, Perú. Hoy es un aniversario más de nuestra independencia. Aunque después de 1821, e incluso después de 1824, aún seguíamos siendo un país colonial,  donde la mayoría de peruanos vivía bajo la opresión de unos pocos, y podría decir que hasta ahora quedan rezagos,  al menos surgió y se forjó la idea de una nación soberana; un ideal que,  en mi opinión,  estamos en proceso de alcanzar. 
La pregunta es: ¿Qué hacemos nosotros, los peruanos de ahora,  para lograr el objetivo de soberanía? Sabemos que ahora ser soberanos no es ya no ser colonia de nadie,  sino que ello implica una libertad económica y cultural, la no dependencia de ninguna otra nación diferente y ajena a la nuestra.  En este proceso  no basta con haber dejado de cantar la segunda estrofa del Himno :«Largo tiempo el peruano oprimido...»; hay mucho más por hacer.  La educación es clave dentro de este proceso,  pero no sólo la educación que se imparte a los jóvenes,  sino también la autoeducación que podamos proveernos a nosotros mismos,  ya que muchas veces decimos que el futuro sólo está en las nuevas generaciones, pero estas nuevas generaciones nos ven como modelo a seguir. Es en el ahora cuando debemos ser el cambio. Es tiempo de cambiar nuestras costumbres malsanas,  como por ejemplo,  dejar todo para último momento, no cumplir las normas que se nos proveen,  no tener iniciativa para cambiar algo que está bien a algo que puede estar mejor,  no leer, investigar y analizar,  quedarnos con la pobre información que se nos da a través de los medios, lo cual conlleva a crear diversos prejuicios sin un previo análisis y juicio crítico, no ser autoexigentes con nosotros mismos y no ver más allá de nuestros propios problemas.
Pero tampoco quiero quedarme con lo negativo del peruano. Sería completamente injusto no recalcar lo positivo,  y aunque sé de ley que cuando se establece una comunicación con alguien se plantean los aspectos positivos en primer lugar,  mi intención era reflejar lo que realmente está pasando para tomar conciencia. De todas formas, lo que también quiero mencionar es que todos los peruanos nunca dejemos de ser trabajadores,  recurseros,  con una gran imaginación para salir adelante,  luchadores cuando hay que salir de las adversidades,  amables y afectuosos con los demás. En fin,  tenemos un gran potencial que puede convertirse en realidad siempre y cuando empecemos a trabajar en ello.  Todo depende de nosotros, los que formamos esta gran nación,  Perú.
Un saludo afectuoso a todos mis compatriotas: al campesino que trabaja arduamente para proveernos alimento,  al pescador que se enfrenta a tan rico y vasto mar,  al comerciante que nos demuestra que la creatividad y esfuerzo son la clave para salir adelante,  al estudiante que es nuestro futuro,  al maestro que es clave en este proceso de cambio,  al ama de casa que trabaja doble para un mejor porvenir de su familia (núcleo de la sociedad),  al profesional que mediante su trabajo no sólo cumple sus expectativas,  sino la de un país entero, al verdadero artista que transmite nuestra cultura o,  en nuestro caso,  nuestra diversidad cultural a través del arte,  al militar (con o sin uniforme) que vela por la seguridad y ssoberanía de la Patria.  A todos ustedes,  ¡felices fiestas patrias!

jueves, 3 de abril de 2014

Reflexión acerca de la docencia

Aún me acuerdo de aquellos momentos en que estaba en la universidad. Son lindos recuerdos porque, aparte de haber conocido a muy buenas personas, aprendí a valorar la labor docente. Obviamente, si uno como docente no sabe valorar su propio quehacer, la verdad es que, viendo la realidad, nadie lo hará. Y cuando digo nadie, es nadie. Ni las instituciones, ni la sociedad, ni los padres, ni los alumnos lo hacen. Triste, pero cierto. Y cuando digo "valorar," no significa celebrar al profesor una vez al año, ni tenerle lástima  por las horas que trabaja, o por el desgaste físico y emocional, o por los bajos sueldos. A lo que me refiero es a ser más concretos. Y es aquí donde quiero enfocarme en un acto concreto que está enlazado con el motivo de mi reflexión.  Y otra vez quiero regresar a lo de la universidad: ahí aprendí  que la educación es en sí un acto comunicativo. ¿Y qué es un acto comunicativo? Es un proceso de emisión y recepción de información. Sin embargo, ¿puede haber acto comunicativo si el que se supone que debe recibir no quiere recibir? ¿Se puede comunicar si se coloca una barrera psicológica? ¿Se puede aprender en ese contexto? Pues no... No se puede. Y es una lástima que cada día existan receptores con muchas barreras de por medio. Y como en todo acto comunicativo los roles se intercambian, ¿cómo te sentirías al no ser escuchado, a que te den la espalda, a que se rían en tu cara? Al menos sé que bien no vas a estar. Entonces, volviendo al punto inicial, ¿cómo puedo valorar a un profesor? Pues escuchándolo. Así no sólo lo harás sentir anímicamente bien, sino que te beneficiarás tú ya que aprenderás más. Además, la satisfacción de un docente al ver aprendizajes es incalculable.
Haz caso, sal de las cavernas y empieza a hacer no lo que tus instintos te dicen, sino lo que lo que te dice tu razón, que es lo que más te conviene.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Ser profesor, ¿ahora qué es?

Érase una vez una sociedad en la cual la mayoría tenía la noción de respeto a cualquier docente. Y no digo todos, porque como en todo cuento, siempre hay ciertos personajes medio descocados. Pero los había. Al menos mi mamá me contaba que los padres apoyaban las decisiones de los profesores, los estudiantes obedecían las normas, sabían cuándo guardar silencio y escuchar, etc. Mientras escuchaba todas esas historias me decía a mí misma "Bueno, al menos el hecho de ser profesor te ofrece respeto y autoridad, y al mismo tiempo contribuyes a la sociedad de una forma tan noble como la de formar personas". Todo era hermoso hasta ahí.

Sin embargo, como toda historia, no todo es color de rosa. Los tiempos cambiaron, la filosofía de la era actual es la de un relativismo moral atroz que te lleva a hacer lo que se te antoja porque todo está permitido. Nada es malo, todo es bueno, pues ahora es mejor vivir sin  normas a que te digan qué cosas están bien o mal.  Y así todos se dejaron llevar por esa ideología, y, aunque no lo crean, también se filtró en la familia y en la escuela. Y así toda la historia cambió. Ahora, es triste saber que en retribución al trabajo arduo de un docente (pues a diferencia de otros, sigue trabajando en su casa de Lunes a Domingo, carga con los problemas de otros, busca estrategias para el bienestar de otros, etc.), lo único que recibe son indiferencias  estúpidas comparaciones, falta de respeto, falta de apoyo por parte de los padres ya que su sobreprotección los ciega, etc. Y todo por complacer nuestros instintos, nuestros deseos que buscan liberarse de toda norma.

Si escribí esto es para mostrar lo que se vive cada día en las aulas, mostrar  parte del mal que ha traído consigo el relativismo, ya que confunde a las masas, y para que de alguna forma como sociedad tomemos consciencia de la importancia de los docentes dentro de la sociedad. No somos trapos, no somos niñeros, no somos sirvientes; somos profesionales que por esta carrera dejamos muchas veces de lado partes importantes de nuestras vidas.

Como leí por ahí, una sociedad que no respeta a sus maestros, es una sociedad condenada al fracaso.

Fabiola R.O

martes, 25 de marzo de 2014

Después del árbol de nogal

Me cansé de esperar demasiado
de soportar la soledad
de soportar tus promesas
carentes de verdad.

Me sacudí el polvo
me sequé las lágrimas
y decidí desligarme
de aquel árbol de nogal.

Seguí un sendero desolado
un grito de libertad
un grito de esperanza
para esta vida sin piedad.

Sentí la suave brisa
acariciando mi piel
y me sentí más querida
que con tus besos de hiel.

Tu vago recuerdo
que ya es un secreto
se quedó clavado
en aquél árbol de nogal.

Fabiola R.O

[Inspirada en la canción "Walnut Tree" de Keane]

El Artista

Porque eres como el espejo
y me veo reflejada en ti
en tu forma de ver el mundo 
en tu desconsuelo sin fin. 
Tienes el alma de artista 
y como tal no puedes ser feliz 
pues en esa forma de ver caótica la vida 
encuentras inspiración y frenesí. 
Ese eres tu, esa soy yo 
tener que ser infelices para existir.


                                       Fabiola R.O